Entrevista con Javier Ibran, CEO de Dressel Divers

Parece como si fuera ayer cuando Javier Ibran abrió el primer centro de buceo de Dressel Divers en Bavaro (República Dominicana). Pero no fue ayer, fue hace la friolera de 30 años.

Teníamos mucha curiosidad de conocer más acerca de los comienzos de la empresa. Por eso, nos hemos reunido con Javier, para que nos cuente como fueron los comienzos de Dressel Divers, cómo su esposa y él empezaron la aventura, en definitiva, que nos cuenten lo mejor y lo peor de toda una vida dedicada al buceo.

De policía en España a empresario, Javier Ibrán es un hombre hecho a sí mismo. Un pionero de la industria del buceo en el Caribe que; junto a su esposa, Marisa, dejó todo, hizo las maletas y se plantó en Punta Cana para cumplir un sueño: construir una marca que se identificara con buceo seguro y de calidad.

El jefe llega puntual. “¡Buenos días!”, dice en voz alta mientras saluda uno por uno a todo el personal de la oficina. Se los conoce por nombre. Por fin, me toca el turno. “¿Cómo estás, Teresa?” Me pregunta. Está moreno, pero tiene cara de cansado. “Llegué anoche de México. ¡Hay que estar atento para que todo esté en orden y funcione correctamente!” Exclama y suelta una sonora carcajada mientras se sienta.

CAPÍTULO 1 Antes de Dressel Divers

PREGUNTA: Dressel Divers cumple 30 años. ¿Qué hacía Javier Ibrán antes de Dressel Divers para ganarse la vida?

RESPUESTA: Estuve en la Guardia Civil, un cuerpo del Ejército de Tierra encargado de tareas policiales. Ingresé cuando tenía 17 años y era considerado el «niño». Aún tengo muy buenas amistades dentro. No creo que quede ninguno activo de mi época, pero mantengo contacto con los actuales y los considero entre mis mejores amigos, lo cual es mucho decir, ya que no es fácil encontrar buenos amigos.

P: ¿Siempre has querido ser emprendedor?

R: Sí, pero como he dicho, yo era muy joven cuando entré en Guardia Civil. Era consciente de que tenía que hacer algo productivo mientras descubría qué quería hacer en la vida.

P: ¿Cómo surgió la oportunidad o la idea de crear Dressel Divers?

R: Me presentaron al Sr. Pujol, quien en ese momento era el Director General de los Hoteles Iberostar.

Estaba abriendo su primer hotel fuera de España, en la República Dominicana, específicamente en Bavaro y me ofreció la oportunidad: “¿Tú te atreverías establecer las actividades de buceo de mi hotel?”, me dijo.

Querían ofrecer buceo a sus clientes, pero querían hacerlo bien. Estaban realmente preocupados por garantizar la seguridad de sus huéspedes en ese tipo de actividades. Resulta que se había dirigido a mí, porque el empresario mallorquín que nos presentó y que me conocía bien, confirmó que podía confiar en mí.

P: ¿Por qué crees que confiaron en ti para comenzar este negocio? ¿Qué vieron en ti?

Por mi “seriedad”. Así decimos en España a las personas en las que puedes confiar: serias y honestas. Esto es algo que aprendí de mi padre: honestidad. Además, ellos sabían que yo era Guardia Civil. Supongo que eso les dio muchísima confianza.

Por mi parte, les prometí seguridad en las actividades. Tendrían buceo de calidad en sus hoteles y yo, si prometo algo, lo cumplo, siempre, cueste lo que cueste.

Haciendo las cosas bien y con un servicio excepcional, todos los directivos de Iberostar iban viendo que podían confiar en Dressel Divers. Ni dudaron en ofrecer los nuevos hoteles que iban inaugurando. Algo hacíamos bien, ¿no?

CAPÍTULO 2:  Surge la idea de Dressel Divers

P: ¿Cuáles eran tus valores? ¿Cómo querías que fuera tu empresa?

R:  Realmente nunca pensé que fuera a crecer y crear más Centros de Buceo. Lo que yo conocía eran Centros de España. En aquel entonces, generalmente tenían una sola base y rara vez se veía alguien con más de un Centro de Buceo.

Yo pedí consejo a algunos propietarios de Centros de Buceo de Mallorca, indagué, pedí presupuestos, facturaciones y, la verdad, fueron muy sinceros y me animaron al proyecto.

Luego llega la realidad del Caribe e Iberostar crecía y contaban conmigo para colaborar. Yo quería que identificaran la marca Iberostar con Dressel Divers y un buceo seguro y de calidad.  Creo que lo hemos conseguido.

P: ¿Cómo fue el periodo de gestación de Dressel Divers?

R:  Aquello fue una aventura. Ten en cuenta que yo era militar y que, por mi trabajo, no podía ni volar a ver el lugar. Confié en todos los que me aconsejaron que me arriesgara.

Lo medité con Marisa, mi mujer. Ella tenía, por cierto, un empleo bastante mejor que el mío y mucho mejor remunerado, pero se ilusionó también con la idea. Sin el apoyo de ella ni me lo hubiera planteado.

Así que vendimos el coche, algunos muebles y nos fuimos con 20.000 USD en el bolsillo, ni un dólar más. Pedí una excedencia de la Guardia Civil y juntos emprendimos un viaje a ciegas.

Parecía una locura, pero siempre podría volver y continuar trabajando. No lo pensamos mucho. Digamos que a Marisa y a mí nos encantaba el reto. Así que Marisa en el mostrador, atendiendo a los clientes y yo haciendo las labores de Divemaster, Instructor, manitas y tanquero, hicimos un equipo perfecto.

Por cierto, que nos llevamos a “Milú”, nuestro Fox Terrier: condición que le puse a Iberostar si quería que fuera. Me dijeron que mientras no saliera del Centro de Buceo, lo permitían.

Quería que identificaran a Iberostar con Dressel Divers y un buceo seguro y de calidad.  Creo que lo hemos conseguido.

P: ¿Tuviste que hacer algunas cosas especialmente creativas para conseguir los recursos necesarios?

R:  Claro. 20.000 USD no dan para mucho, pero como sólo había una parte de un hotel en funcionamiento, alquilando barcos y con unos pocos equipos se estiraron mucho esos 20.000.

Después se fueron abriendo fases paulatinamente, nosotros íbamos haciendo lo necesario para dar servicio a todos esos huéspedes. Claro que ya facturábamos desde el primer día y absolutamente todo, cuando digo todo, es todo, iba a inversión. Así fue durante casi 17 años. Ni un dólar al bolsillo, todo en los centros de buceo.

P: ¿Por qué llamaste a tu empresa Dressel Divers?

R: Je, je, je… ¡Buena pregunta! Me la han hecho cientos de veces.

Pues verás, estaba saliendo del despacho del Teniente Coronel al cual fui para despedirme y comenzar mi excedencia. Recuerdo haber visto un póster allí. En él se mostraban diferentes ánforas, identificadas por nombre. Entre todas ellas, unas ánforas en particular captaron mi atención: se llaman Dressel. Me pareció que ese nombre encajaba bien con Divers, y así fue como quedó: Dressel Divers.

Lo cierto es que Dressel, es el apellido del arqueólogo alemán Heinrich Dressel que, durante sus excavaciones de finales del siglo XIX y principios del XX dio nombre a distintos tipos de ánforas. Las ánforas Dressel venían de la antigua Hispania, ahora España.

A Marisa y a mí nos gustó tanto la historia del personaje como su nombre. Además, tenía relación con nosotros. Somos españoles y yo participaba activamente en la protección de los pecios submarinos en el GEAS, que es el cuerpo de buceo de seguridad pública de la Guardia Civil. Teníamos la labor de proteger la arqueología submarina del expolio en los fondos de España entre otras decenas de funciones. Nos pareció un nombre lógico y pegadizo.

Años más tarde, un cliente alemán me contó que, en Alemania, Dressel es un apellido muy común, como “García” en España. No lo sabía y me llamó mucho la atención. De hecho, hemos tenido muchos “Dressel” de ascendencia o nativos de Alemania como clientes…

CAPÍTULO 3: Dressel Divers nace

P: ¿Cuál fue el primer centro de buceo que abriste?

R: Bavaro (Punta Cana). En tres fases. Según abría sus hoteles Iberostar.

P: ¿Cómo fueron los primeros momentos en Dressel Divers?

R: Duros, muy duros, tanto para Marisa como para mí.

Yo estaba muy fuerte, venía de un cuerpo militar de especialistas donde se entrenaba mucho físicamente, así que lo aguantaba todo. El primer año hice cerca de 1.000 inmersiones. Era el único Instructor en la base y hasta 6 meses después no contratamos a nadie. Terminaba el buceo por la tarde y si no había buceo nocturno, tenía que reparar un compresor o revisar reguladores. Marisa estaba de RRPP y de Equipera. A veces, no dormíamos ni 4 horas. Marisa se empeñaba en ayudarme incluso en largas noches. Recordamos todo con mucho cariño y sin ella, este proyecto no hubiera sido el mismo.

He de añadir que, cada tarde había que ir a buscar al Fox Terrier, que se escapaba porque no quería dormir en el Centro de Buceo. Con el tiempo yo les prometía a los “guachimanes” (es como llaman allí a los vigilantes del hotel) que me lo localizaran y me lo dejaran dentro del Centro de Buceo. Sabían que había una propina asegurada…

Una vez lo tuve que buscar en el restaurante del hotel de al lado, desayunando con los clientes estaba. No había pérdida, siempre aparecía. Todos los hoteles lo conocían, era muy simpático y una atracción para los clientes. De día no se movía del mostrador, ahora, cuando se olía que íbamos a cerrar, desaparecía y yo tenía que salir en una moto a por él por la playa. Le pitaba y se ponía súper contento. Venía corriendo, porque le encantaba subirse en ella, pero no siempre funcionaba. La “motillo” no hacía falta moverla más de 100 metros, la escuchaba y volvía. Le encantaban las motos desde pequeño, siempre me lo llevaba en la moto. También tuvimos una moto acuática para los clientes, no había como bajarlo de ella, se podía quedar horas subido en ella, parada o navegando, daba igual.

P: ¿Alguna vez pensante en renunciar?

R:  Jamás. Di mi palabra de que eso lo sacaba adelante. Marisa y yo no nos arrepentimos en ningún momento.

CAPÍTULO 4: Dressel Divers crece

P: ¿Cómo empezó la expansión de Dressel Divers?

R: Llevábamos abiertos un año más o menos e Iberostar, que es una cadena de hoteles española, realizó una convención de directivos en Bavaro. Como he dicho era su primera experiencia internacional e iban a ver cómo marchaba.

El Director del hotel me encargó que les organizará una excursión a Isla de Saona. Y así lo hice. Los traté igual que trataba a nuestros clientes. Salió todo tan bien, que todos quedaron encantados.

Entre los ejecutivos estaba el Sr. Jose Antonio González, en aquel entonces Director del Iberostar Cala Barca de Mallorca. Se quedó tan impresionado con el servicio que les presté que me dijo “Javier, te quiero en mi hotel de Mallorca.” Dicho y hecho. Esa fue nuestra segunda base.

Casualidades de la vida, el Sr. Gonzalez se convierte más adelante en el Director General de Iberostar para toda América, donde se expandieron año tras año con nuevos hoteles. Él me acogió como parte del Equipo de confianza. Si se planteaba un destino, me pedía la opinión respecto a crear un Departamento de Acuáticas en ese destino. Así negociábamos como sería el nuevo Centro de Buceo.

Actualmente, lo considero un buen amigo, pero sólo desde que se retiró activamente de Iberostar, Ja, ja, ja.  Antes era un hueso duro de roer, aunque siempre apreció mi honestidad y compromiso.

También yo conocía a los propietarios, Don Miguel Fluxá y sus hijas, que buceaban conmigo cuando venían a América. Entonces eran adolescentes. La verdad es que siempre me trataron muy bien y querían mucho a Marisa, quien era la parte relajada de Dressel Divers. Lo cierto es que difícil no enamorarse de ella. Así que todo el mundo la apreciaba mucho. Cada vez que venía alguien de la familia, primos, hermanos, confiaban ciegamente en que yo personalmente los llevara a bucear.

Tengo que darles las gracias a todos ellos por haber confiado en Dressel Divers, apoyándonos durante estos 30 años al 110%, sin dudarlo un solo momento. Me refiero tanto a la familia Fluxá, como a la de Jose Antonio González y a muchos otros directivos de entonces y actuales, que no puedo nombrar, porque es difícil recordar a todos y cada uno de ellos. Con muchos guardo también una amistad personal.

Lo cierto es que, con su confianza y apoyo fuimos abriendo más bases y la familia creció en la República Dominicana, México y Jamaica.

Hoy, al mirar atrás, todos los momentos en Dressel me parecen buenos porque hay detrás una historia.

P: Han pasado 30 años, ¿Cuál ha sido el peor momento para Dressel?

R:  El peor sin duda el Covid-19. Tuvimos que hacer muchos sacrificios y protegí toda costa todos los empleos. Si eres serio, lo primero deben ser las personas que trabajan contigo mano a mano.

Nunca me había endeudado (nunca me ha gustado). Gracias a eso, puede obtener financiación y Dressel Divers sobrevivió a la pandemia. Hoy, en 2023, todavía pagamos los créditos.

Sí, fueron momentos muy duros, pero nos portamos honestamente con ellos y con los clientes. Estoy muy orgulloso de cómo salimos del paso.

P: ¿Cuál ha sido el mejor momento de Dressel Divers?

R:  Dressel no tiene mejores momentos para mí. Hoy, al mirar atrás, todos me parecen buenos momentos, porque hay detrás una historia. No es solamente la historia de Javier Ibrán. Es la historia de un equipo de gente, que lleva muchísimos años conmigo. Ellos han estado ahí, me han apoyado, aconsejado y ayudado: Jochen, Steven, Jacobo, Víctor, Paul, Edouard, Marta (la más antigua junto con Steven); los Directores de país, los Jefes de Base… Los que están y otros que ya no siguen, pero que han construido conmigo.  Mirando atrás, son muchos y no puedo nombrarlos a todos, pero al recordarlos sé que Dressel Divers no es solo mío.

Además de los muy buenos amigos en Iberostar. Su amistad es también parte de esos mejores momentos.

No puedo olvidar a los socios que tuve que llamar por el camino, cuando necesitaba financiación. Me refiero a Paco Izquierdo y Carmen Pérez. Mi primer traje de buceo me lo prestó Paco, con 16 años, cuando iba a entrar en la Guardia Civil.

Creo que he cumplido con todos ellos como prometí, ese también es un mejor momento, haber cumplido.

Desde el primer día hasta hoy han pasado muchas cosas y me preocupa que haya olvidado a alguien en el relato, pero es que Dressel Divers existe gracias a la aportación, el trabajo y el esfuerzo de muchas personas. Desde aquí quiero reconocerlos y darles gracias.

¡Chicos, a por otros 30 años más! Ja, ja, ja, ja…  (Ríe el jefe a carcajadas).